Somos Hacedores de Caminos que se adentran en el Bosque Habitado. Si los caminos están hechos los recorremos, y si no, los inventamos.
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"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias."

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jueves, 2 de julio de 2015

Crónicas del Camino Francés 2015 - 4: El superperegrino y mago del Camino: Tomy, conocido en Hontanas.

Cruz de Santiago después de Hornillos

El sábado, 30 de mayo de 2015, salimos de Burgos, de noche, disfrutando del amanecer en el Camino, como de costumbre. 
Esta etapa de Burgos hasta Hontanas, de algo más de 32 kms. es de las que hay que tomárselas sabiendo que penetramos en la despoblada meseta castellana y en las que el sol puede hacer grandes estragos. Así que, bien provistos de agua, fuimos haciendo kilómetros por largas rectas a más de 800 metros de altura, la meseta, en las que la ausencia de sombra es la tónica normal en extensos campos de cereales de modo que un horizonte da paso a otro y en los que, menos mal, la abundancia de perdices, cogujadas y otras aves, rompen la monotonía del Camino. 

De vez en cuando y aparte de las flechas amarillas, un toque pintoresco nos recuerda que estamos en el Camino de Santiago, con montones de piedras que dan cobijo a cruces que se agarran de forma inverosímil al terreno.

Me llaman mucho la atención montones de mariposas que revolotean por todas partes, mansas, como atontolinadas, parándose en piernas y brazos, saltando hacia la cara, como abanicando el aire para ayudar a superar la calor que ya va apretando, a estas horas, de lo lindo. 

Arco de piedra y cruz cerca de Hontanas

Hontanas, aparece de golpe. Se encuentra agazapado, oculto y no lo ves hasta que prácticamente no estás encima de él.
Llegando a Hontanas

El nombre de Hontanas viene del latín fontana y es que en él se puede encontrar la fuente con el agua más fría que te puedas imaginar. Todo un deleite para los cansados pies del peregrino.

Fuente de Hontanas, todo un deleite para los cansados pies.

Albergue Municipal de Peregrinos de Hontanas

Una vez alojado en el albergue y estando en la habitación, poco después apareció Tomy, sonriente y silencioso. El peregrino ocupó su litera saludando con un sonoro hola y se dedicó a ordenar sus cosas mientras yo me ocupaba de las mías.

En un momento determinado, cruzamos la mirada y él alargó la mano diciendo su nombre a modo de presentación. Como es lógico yo le dije el mío, comenzando las preguntas del protocolo del peregrino que ya he mencionado en crónicas anteriores:
- ¿De dónde eres?
- Soy ciudadano suizo.
- Yo de Villanueva Mesía, en Granada. ¿Dónde has empezado hoy?
- Hoy en Boadilla del Camino -creo recordar que me contestó.
- ¿Y eso?
- Es que voy de vuelta. Empecé mi Camino en Le Puy en Francia, entré por Hendaya, he hecho el Camino del Norte hasta Santiago de Compostela y voy de vuelta por el Camino Francés hasta Francia, para ir después a Roma y luego seguir peregrinando hasta Jerusalén.
- ¿Queeeeeeé?
- Si, llevo un año caminando y tengo calculados aproximadamente otros dos hasta llegar a Jerusalén. Total unos tres años, aunque pueden ser más. No lo sé.

Yo no daba crédito a lo que escuchaba y él me miraba burlonamente divertido. Siguió comentando la calor que hacía el día de hoy y que estaba alucinado porque en el Camino se le iban parando las mariposas en el cuerpo y eso era algo prodigiosamente maravilloso. Me dijo que hasta luego que tenía que hacer la colada.

Y yo pensando en que mi Camino eran muchos kilómetros, glup, glup.

Tomy, el superperegrino que camina hasta Jerusalén

Después de la típica cortita siesta restauradora de las fuerzas agotadas en la jornada, me dirigí al bar-tienda de enfrente para tomar un cafelillo con hielo, aprovechar la tranquilidad que ofrecía una de sus mesas y poner mi diario a punto anotando los datos de la etapa.

Al poco rato, apareció Tomy que se me quedó enfrente mirando sonriente y soltando un efusivo hola a modo de saludo. No lo dudé ni un instante, había que aprovechar la ocasión para indagar y conocer algo más de tan singular personaje, así que lo invité a sentarse conmigo y a tomar algo. Él tampoco lo dudó un segundo, se notaba que habíamos conectado desde nuestra pequeña charla anterior y al hombre se le transparentaban las ganas de entablar conversación, lo que hizo con un sobrado aire de seguridad lleno del cosmopolitismo que da el Camino.
Hablamos de muchas cosas triviales, como por ejemplo de los GPS y de como pensaba averiguárselas con él una vez que dejara Europa y entrara en Turquía y luego en Siria. Detalles tan insignificantes aquí como las pilas del GPS constituían un grave inconveniente en aquellos territorios. En fin, yo estaba boquiabierto.

Era divorciado, no tenía cargas familiares, disponía de una pensión y cuando se le acababa el dinero no dudaba en trabajar en lo que fuera. Hablaba 7 idiomas y además era "¿kinesiólogo?" o algo así.
- ¿Y eso qué es? -pregunté sorprendido.
El se echó a reír y me contó algo en italo-español, que a duras penas podía entender, sobre la conexión de la energía de la tierra y del cuerpo humano, de las cargas positivas y negativas que llevamos dentro y como nuestro subconsciente liberaba o no esas cargas que hacían que nos sintiéramos mejor o peor y que él podía conectar con el subconsciente de las personas y ayudarles a descargar esas cargas negativas para mejorar y sanarlos de alguna forma. Eso fue lo que creí comprender y así lo cuento.

Como se ve que mi cara era espejo de la duda y de la confusión, Tomy decidió ponerse en acción y manos a la obra. Me preguntó que si le daba permiso me hacía una pequeña demostración. Yo le dije que pues bueno que no tenía otra cosa mejor que hacer.
Entonces, me pidió que levantara un brazo para calibrar mi energía, dándome misteriosos golpecitos hacia arriba y hacia abajo, sacó de su bolso un gran imán con dos polos como los de un enchufe que si era positivo y otro negativo según me explicó desmontándolo para que lo viera. Luego me preguntó que si me dolía algo, yo le dije que no, si acaso el dolor de los pies que los tenía machacados del Camino y sin dudarlo un segundo se agachó, me quitó la zapatilla y el calcetín, y sobre mi pie desnudo colocado en su regazo, fue haciendo unas punciones durante unos segundos, a la vez que me hablaba sobre la acupuntura china. Después hizo lo mismo con el otro pie, para finalmente decirme en tono guasón:
- Levántate, anda y dime si te duelen los pies ahora.
No podía creerlo, yo andando por el suelo del bar, descalzo y sin ningún dolor.

¿Verdad, mentira, sugestión? Yo no lo sé, pero te encuentras cada personaje en el Camino que alucinas.

Allá donde te encuentres, Tomy te deseo toda la suerte del mundo.

1 comentario:

patrp dijo...

Un tipo curioso Tommy y una gran aventura su camino hasta Jerusalem

Buen Camino