Somos Hacedores de Caminos que se adentran en el Bosque Habitado. Si los caminos están hechos los recorremos, y si no, los inventamos.
Arriba las ramas. Abajo las raíces. Por siempre jamás: "Buen Camino".


"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias."

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martes, 19 de julio de 2016

5 Lecciones Físicas y Mentales Que Aprendes En El Camino De Santiago


Nunca estás suficientemente preparado para este reto

Esto de caminar es para todos, para todos los que saben tomar decisiones importantes en su vida y llevarlas a cabo.
Encender los motores mentales y físicos de esta aventura para enfrentarte a unos días que imaginas emocionantes y llenos de historias que coleccionar, no es comparable a caminar por la ciudad una ruta contra el colesterol o a pasar un día en las montañas que colindan con tu localidad. No. Esto es grande, esto es desgaste que busca emoción y adrenalina que no encuentras en la rutina. Esto no es apto para los valientes de palabrería, esto es para los valientes de corazón. Y al corazón no es fácil ponerlo a prueba porque es frágil si no le preparas a base de convicción, fortaleza y entusiasmo.

El peso de la mochila es directamente proporcional al del esfuerzo

Te vas para liberarte de cargas emocionales y te vas porque necesitas encontrar una parte de ti que no has querido o no has podido conocer hasta ahora. Ese ‘yo’ perezoso y remolón que se acomoda feliz y tranquilo en la zona de confort te lo dejas en casa. Te vas con una mochila llena de cosas que simbolizan y representan a tus miedos, tus retos, tus posibilidades personales, tus ‘yo puedo’. Te vas porque tienes que aprender más de la vida, más de ti mismo, más de los demás. Te recomendarán llevar un 10% de tu peso, yo te aconsejo que una vez tengas todo ese equipaje sobre la cama y estés a punto de meterlo en la mochila, quites la mitad. Te va a sobrar todo, porque en estos viajes ya bastante pesa tu alma, tus reflexiones y tu emoción como para llevar a los hombros material demasiado pesado para tu inexperto yo explorador.

El dolor de tus pies es el indicador de que sigues vivo

Ante ti se presentan más de 100 apasionantes kilómetros que parecen simpáticos pero que a medida que los días pasen dejarán de caerte tan bien. Y digo 100 porque es el mínimo que debes recorrer para que te den la Compostela, esa carta magna que acredita que tú, tus sueños y tu esfuerzo se han dado el homenaje de patear a conciencia un camino de obstáculos con una grata recompensa detrás; tu éxito. Empezarás con energía y decisión a caminar sobre todo lo que se tambalea en tu vida, pondrás cada paso en el firme propósito de que si esto es duro, lo es mucho más enfrentarse a la aburrida cotidianidad y al conformismo de la gente que no arriesga y por tanto no gana.

Aquí los kilómetros no son una medida, son un destino

La promesa autoimpuesta de que tienes que conseguirlo porque puedes y porque debes desde el convencimiento de que tienes el valor necesario para acometer este reto es tu carpe diem. Aférrate al deseo de llegar, a la tranquilidad de que tienes que hacerlo poco a poco, sin agobios. Las etapas suelen ser de 25 a 30 km aunque hay quién se lo toma con mucha más voluntad y se merienda 40 km en un día (apto para niveles expertos). Y es aquí, en el Camino, donde vas a conocer lo que es un kilómetro en todo su esplendor. Vas a poder hablar con él, meditar e incluso cogerle manía. Al final (y al principio) son tu único amigo, tu confidente, tu maestro y tu guía. Eres tú con él y él contigo, juntos y hasta el final.

 Una experiencia única que regalarle a tus sentidos

Galiza es un placer para la vista, para el olfato y para el paladar. Es hermosa desde que amanece hasta que se apaga. Su verde intenso te hace el amor a través de sus paisajes inmensamente vírgenes y tu vista goza incrédula de que seas tan afortunado de poder caminar por ese paraje de ensueño. Su sonido a calma y a paz te empuja a querer adentrarte más si cabe en sus entrañas. No se come mejor porque no es posible y sus gentes tienen un encanto especial, que transmiten con calor a todo peregrino que se acerque a ellos. Es la esencia de la vida desaparecida de las urbes, es pulpo con cachelo, manjares caseros, pan con sabor a pan, al de toda la vida. Es la autenticidad rendida al buen uso del ser humano.
Y es el ser humano el que debería, una vez o cien veces, caminar cada uno de los kilómetros que te llevan hacia uno de los lugares más bellos que el mundo tiene: la Catedral de Santiago. 




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