Y así ocurrió.
Empezamos subiendo por un terreno muy quebrado, menos mal que con buen piso y atravesando núcleos de población minúsculos, que nos hizo comentar más de una vez el tipo de vida tan duro que le ha tocado en suerte vivir a sus gentes. El paisaje excepcional, maravilloso, pero solamente para verlo de paso. Vivir en estos parajes, se nos antoja una auténtica odisea o al menos así nos lo parece.

Pasada la población de Laza, empieza el puerto de Alberguería, menos conocido que los anteriores, pero que en la realidad ofrece pendientes mucho más pronunciadas.
A buen ritmo lo afrontamos para encontrar un par de kilómetros antes de la cumbre, el lugar más idílico que se pueda soñar para tomarse un descanso:

un prado verde, con un mirador ensombrado de espectaculares vistas y con una sólida mesa y recios bancos, y lo mejor de todo una preciosa fuente con un agua fresquísima, que se nos antojó néctar de los dioses, agua en vena, que nos reconfortó grandemente junto con un bocata especial de tortilla con atún y una siestecilla reparadora que nos hizo afrontar jubilosamente la segunda parte de la jornada, también en sube y baja contínuo para llegar hasta Ourense, a la que llegamos muy cansados, pero contentos de saber que ya estámos en tierras gallegas y más cerca de nuestro objetivo final.
TODOS LOS DATOS DE LA RUTA
No hay comentarios:
Publicar un comentario