Con las primeras luces de la maña nos adentramos en las murallas de la medieval Galisteo, disfrutando de unas bellas panorámicas y de la sensación, muchas veces repetida en esta ruta, de haber retrocedido en el tiempo. Más de una vez he pensado que esa es una de las situaciones mágicas de hacer el camino.

Abandonamos Galisteo atravesando el puente medieval sobre el rio Jerte, para llegar prontico a Aldehuela del Jerte, rodeada de extensos campos de regadío y afrontar en contínuo sube y baja la impresionante soledad del Arco de Cáparra, importante acceso a la ciudad romana del mismo nombre que en días pasados gozó de gran esplendor.

Aprovechamos para echar un descanso y recuperar fuerzas en el magnífico Centro de Interpretación allí existente. Siempre es buen momento para aprender cosas de nuestros antepasados.
Continuamos la etapa pedaleando, una vez más, sobre la calzada romana, atravesando puentes medievales y pequeñas aldeas, dar por terminada la etapa de hoy en la localidad de Baños de Montemayor, donde nos dimos un gran baño en sus aguas termales, todo un lujo bien merecido que el cuerpo y las piernas sobre todo, bien agradecen.

Hasta que no estuvimos bien arrugadicos (como dice mi Amelia) y educamente nos echaron, no nos salimos de la piscina.
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