Somos Hacedores de Caminos que se adentran en el Bosque Habitado. Si los caminos están hechos los recorremos, y si no, los inventamos.
Arriba las ramas. Abajo las raíces. Por siempre jamás: "Buen Camino".


"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias."

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miércoles, 3 de octubre de 2018

Camino Primitivo 2018


Caminar por el Primitivo desde el primer momento crea sentimientos especiales de respeto y consideración. Nada más que el hecho de pensar que ya en el siglo IX, el rey Alfonso II "El Casto", se adentró por ésta senda para verificar la existencia de la tumba del Apóstol Santiago, produce una sensación de vértigo difícilmente explicable.  A  la ruta montañosa que siguió el mencionado rey es a la que se conoce como "Camino Primitivo", que partiendo de Oviedo, va por el occidente hasta Lugo, para llegar finalmente a Santiago.

Junto con el del "San Salvador" y el del "Camino del Norte", posiblemente sea una de las rutas más exigentes de todas aquellas que se denominan "Camino de Santiago" en la Península Ibérica. El trazado montañoso, la existencia de empinadas rampas, elevados puertos y el ocasional escarpado del trayecto, así lo ponen de manifiesto y si vienes de hacer el del "San Salvador", pues más duro todavía. Por otra parte, bien hay que decir, que el territorio por el que nos desenvolvemos, primero Asturias y luego Galicia, es de una belleza especial, con una pureza salvaje. Se trata de espacios majestuosos, amplios, bastante bien conservados. "Bosques habitados"... primigenios, algunos por desgracia devastados por el fuego, pero que no le quitan ni un ápice de atractivo natural. Pueblos ancestrales, de construcciones de piedra, que parecen como detenidos en el tiempo. Gente amable, acostumbrada desde el albor de los tiempos, a tratar con nobleza y cortesía al caminante peregrino. Todas esas razones juntas, hacen que el "Camino Primitivo" sea, a la vez, tan especialmente duro y atractivo.


Nos lo planteamos en 12 etapas, intentando disfrutar de finales de etapa "no oficiales" y de albergues novedosos, fuera de los circuitos clásicos establecidos por las guías comerciales, sobre todo antes de conectar con el Camino Francés, y creemos sobradamente haberlo conseguido.

A continuación, brevemente, ofrecemos un resumen de cada etapa, intentando dejar cara al futuro constancia de los datos más interesantes y de relevancia para próximos peregrinos, a la vez que guardar para el recuerdo lo que nos pareció más destacable y precioso. Sin lugar a dudas, nuestro más preciado tesoro.

Han sido 326 kilómetros de recorrido, con 7924 metros de acumulado subiendo y 7950 metros bajando. Con 295 horas de estar andando a una media de 4 kilómetros/hora. Al menos, así lo dice el GPS...

Las etapas que hicimos fueron:

1. Miércoles, 3/10/2018: Oviedo - San Juan de Villapañada.
    - Recorrido: 32,97 kilómetros. Oviedo - San Lázaro de Paniceres - Lampajúa - Escamplero - Premoño - Peñaflor - Grado - San Juan de Villapañada.
    - Acumulado: 751 metros subiendo; 985 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 8 horas 9 minutos
    - Media en movimiento: 4 kilómetros/hora
    - Destacable: Madrugamos mucho en el día de hoy, y con "mariposillas en el estómago", iniciamos esta primera etapa del "Camino Primitivo" siguiendo las huellas del primer peregrino del que se tenga constancia escrita, el rey Alfonso II "El Casto". Antes de las 7 de la mañana, salimos del Albergue de San Salvador en Oviedo, buscando la Catedral, km 0 del Camino. Toca callejear y a la vez ir recibiendo las primeras luces del alba. Una cafetería abre sus persianas, raudos aprovechamos para tomar un buen desayuno que nos cargue de energía. Poco a poco vamos saliendo del casco urbano, para ir adentrándonos en una densa niebla, que aparece y desaparece al mismo ritmo que lo hacen los subes y bajas del terreno. En Lampajúa sellamos y seguimos por un carril que transcurre entre una espesa, oscura, masa boscosa que intermitentemente parece que abriera como ventanas a la claridad. Pasamos Loriana, la Bolguina y superamos las fuertes rampas de Escamplero; luego Premoño, Paladín y Peñaflor que da paso a la gran localidad de Grado. Allí nos abastecemos de provisiones en el "supermercado de la abuelilla", que nos obsequia generosamente con un paquetillo de galletas y un chupa-chups... para endulzar el camino. ¡Gracias, mil veces! Como donde vamos no hay tienda, hemos comprado lo suficiente para almorzar, merendar, cenar y desayunar, así que con el peso extra a la espalda y con toda la calor imaginable, toca afrontar las que parecen interminables rampas, que finalmente nos llevan hasta el Albergue de Peregrinos de San Juan de Villapañada (5 euros) en donde somos magníficamente atendidos por su gran hospitalero: Domingo. Nos encontramos en un ambiente totalmente rural, rodeados de ovejas, vacas y plena naturaleza por todas partes, con espectaculares vistas de pájaro al Valle de Grado, que mansamente se extiende a nuestros pies. Nos han salido más kilómetros de la cuenta, pero ante semejante lugar, bien decimos que vale la pena el esfuerzo. Colada hecha, paseo relajante por los alrededores con invitación sorpresa de una botella de sidra servida por un lugareño, clase de escanciado de sidra/agua a cargo de Domingo, cena comunitaria de los riquísimos macarrones que el hospitalero "en un pis-pas" nos ha preparado, disfrute viendo a Vladimir (el ucranianio) devorar uno tras otros los platos de macarrones que se le ponen delante, rato de charla amigable con los otros peregrinos, recuerdo especial al peregrino alemán, Heriberto, que conocimos en el albergue de Oviedo y al que seguiremos encontrando en otras etapas de modo intermitente. En cuanto se mete el sol, nos vamos a la cama, que mañana será otro día.

2. Jueves, 4/10/2018: San Juan de Villapañada - Bodenaya.
    - Recorrido: 29,84 kikómetros. San Juan de Villapañada - El Fresno - Cornellana - Salas - Bodenaya.
    - Acumulado: 999 metros subiendo; 808 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 57 minutos
    - Media en movimiento: 3,8 kilómetros/hora
    - Destacable: Nos levantamos tempranito para poder empezar a caminar con las primeras luces del día. Desayunamos en el albergue lo que subimos la jornada anterior. Las luces de Grado quedan a nuestra espalda y a nuestros pies, enmarcado por las primeras claras de la mañana. Caminamos a buen ritmo, superando las empinadas rampas de El Fresno y disfrutamos de una bellisima salida del Sol. Seguimos la sombra de nuestros pasos hasta Cornellana, en donde hacemos una breve parada para avituallarnos: con un sabroso pincho de tortilla. La salida la hacemos pasando por la inmediaciones del antiguo Monasterio de San Salvador de Cornellana. Para el mediodía llegamos a Salas donde almorzamos "demasiado opíparamente" en el restaurante El Pachón que sirve contundentes menús de peregrinos y sin más demora nos ponemos a subir los últimos desniveles hasta llegar al Albergue de Peregrinos de Bodenaya, que tiene como "ángeles hospitaleros", a David y Celia, que nos acogen con los brazos abiertos, llenos de generosidad y amabilidad. Crean y organizan un fenomenal ambiente solidario de auténticos peregrinos, disfrutando todos juntos de una maravillosa cena "vegana" comunitaria. Lavan y secan nuestra ropa, lo que produce una sensación confortable "de oler a limpio". Por la mañana, también ofrecen el desayuno. ¡Son geniales! El pago es un "donativo a voluntad y responsable" que entendemos debe cubrir lo generosamente entregado: alojamiento, lavado de la ropa, cena y desayuno. Recomendamos encarecidamente el paso por este albergue, ya que para nosotros ha sido de lo mejor en el Camino. Conectamos con el simpático Juan Antonio "El Canario", que se convertiría hasta Lugo, en compañero inseparable de pisadas.


3. Viernes, 5/10/2018: Bodenaya - Campiello.
    - Recorrido: 35 kikómetros. Bodenaya - La Espina - Tineo - Monasterio de Santa Maria de Obona - Campiello.
    - Acumulado: 722 metros subiendo; 748 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 44 minuros
    - Media en movimiento: 4,5 kilómetros/hora
    - Destacable: Al son del "Ave María", de Franz Schubert... nos despiertan en el Albergue de Peregrinos de Bodenaya. Desayuno comunitario y del pago del donativo de voluntad que secretamente se echa en un buzón instalado "ex-profeso", por los maravillosos hospitaleros David y Celia, que serán difíciles de olvidar, ya que se han convertido en una muy positiva referencia de lo que debe ser el "auténtico" Camino.
Comienza el caminar, en sube y baja continuos, por el "Llano Asturiano" (como nos dijo anoche David), por bellisimos y sombreados bosques de galerías, en lo que será la tónica de toda la jornada. Sin mucha demora llegamos a Tineo, en donde saboreamos un exquisito bocadillo de recién hecha tortilla con chorizo y un tercio de fresquísima Radler, lo que nos sabe a "gloria divina"... . De vuelta al camino, lo primero que hacemos es visitar la Iglesia Parroquial de Tineo, que además contiene una interesante muestra de imaginería románica y gótica concentrada en el Museo de Arte Sacro de San Pedro de Tineo, lo que nos supuso un interesante momento cultural. Hay que saber aprovechar lo que generosamente da el Camino.
A la salida de Tineo, comienzan de nuevo los repechos para coger altura y el terreno se hace muy ondulante, pleno de subes y bajas "rompepiernas", por carriles la mayoría de ellos sombreados de espesas galerías arbóreas. Superado el puerto comienza el fuerte y continuado descenso hasta acercarnos al muy antiguo monasterio cisterciense de Santa María la Real de Obona, de factura medieval, iniciado en el siglo VIII, importante punto de encuentro en el antiguo camino y en el que se hace referencia en sus viejos documentos, por primera vez, a la sidra asturiana.


De vuelta al Camino, seguimos ahora en sube y baja por carril emboscado en galería hasta llegar a la carretera, para en unos 3 kilómetros aproximadamente, llegar hasta la aldea de Campiello, alojándonos en el Albergue Casa Herminia (8 € de alojamiento + 10 € de almuerzo + 3 € d desayuno) total 21 €, que damos encantados de la vida. Buen trato, buen avituallamiento y buen precio, ¿qué más podemos pedir?

4. Sábado, 6/10/2018: Campiello - Berducedo
    - Recorrido: 28,65 kilómetros. Campiello - Borres - Hospitales - Montefurado - Lagos - Berducedo.
    - Acumulado: 1129 metros subiendo; 866 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 44 minutos
    - Media en movimiento: 3,8 kilómetros/hora
    - Destacable: Cuando salíamos de Campiello, con algunas nubes en el cielo, unas frías ráfagas de fuerte viento nos empezaron a anunciar lo que iba a ocurrir en esta jornada. El Camino nos iba a mostrar su cara más dura, y vaya que lo hizo. Caminamos hasta la localidad de Borres, y luego hasta el cruce de La Solana, donde el Camino se bifurca. A la izquierda, baja hacia Pola de Allande; a la derecha sube hasta la parte alta del pueblo de La Mortera y la ermita de San Pascual, desde donde sube hasta los 1321 metros de altura, para recorrer la zona de Hospitales, en un tramo especialmente duro de media-alta montaña. En el punto de opción, decidimos, por mayoría, hacer el Camino por Hospitales de la Sierra de Fonfaraón (asumiendo de antemano, todas las consecuencias...). Además, en esta jornada el tiempo, indeciso, con nubes y claros al principio, se fue transformando en cuanto comenzamos a afrontar las duras, fuertes y empinadas rampas. Viento de costado, nubes bajas y conforme cogíamos altura, se incrementó la fuerza del viento con fuertes ráfagas que hacían difícil mantener el equilibrio. Hizo su aparición la lluvia que junto al viento, empezaron a aumentar la sensación de frío. Chubasquero y capa de lluvia, han resguardado bien el cuerpo, aunque de rodillas para abajo, la ausencia de un pantalón adecuado y de polainas, ha hecho que el agua fuera pasando, "hilillo a hilillo"... al interior de las botas: conclusión, pies chorreando. Hay que tomar buena nota cara al futuro. En fin, cosas del Camino... La espesa niebla, cada vez más baja en la altura, nos hacía buscar "con ansia"... las salvadoras flechas amarillas. Nunca nos han faltado. Además, el GPS nos daba una estupenda sensación de tranquilidad. Hemos formado un grupo protector de peregrinos (nosotros dos, el Canario y los colombianos (Grace y Rodrigo). Todos juntos, nos hemos dado seguridad en este tramo en el que sucesivamente hemos ido pasando junto a las ruinas del Hospital de Paradiella, el de Fonfaraón y el de Valparaiso. Y es que estos parajes extremos fueron la causa de la enfermedad y muerte de los peregrinos que se aventuraban por esta ruta tan montañosa. Con reverente respeto nos acercamos a visitar las escasas ruinas y en silencio y bajo la lluvia fuimos llaneando hasta llegar a la Capilla del Hospital de Montefurado, último hito en las alturas. Toca ir llaneando y descendiendo poco a poco y con extrema precaución, sufriendo y disfrutando del Camino, como debe ser. La bajada nos lleva finalmente al Puerto del Palo, lugar en el que combinando cómodo carril y carretera seguimos bajando hasta la población de Lago. Poco a poco, llegamos hasta Berducedo, nuestro destino de hoy. En nuestra memoria quedará esta etapa épica: la de los Hospitales, y en verdad tiene motivos para que así sea. Nos alojamos en el Albergue "Camín Antiguo", 15 euros, amplio, espacioso, con buenas instalaciones, aunque nos resulte frío y poco acogedor.


5. Domingo, 7/10/2018: Berducedo - Grandas de Salime.
    - Recorrido: 22,69 kilómetros. Berducedo - La Mesa - Buspol - Embalse de Salime - Grandas de Salime.
    - Acumulado: 707 metros subiendo; 1281 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 5 horas 25 minutos
    - Media en movimiento: 4,2 kilómetros/hora
    - Destacable: Amenazaba lluvia, cuando a la luz de los frontales salíamos del albergue y nos poníamos en la tarea del caminar. Al trío de costumbre (el canario José Antonio, Antonio Gómez y Luis), se suma a partir de ahora la pareja de alicantinos de Baza (mi mama Carmen y Paco), formando a partir de ahora un amistoso grupo de peregrinos. Todavía era de noche y la luz se mostraba indecisa por el Este. Salíamos de Berducedo cogiendo altura, como es corriente en el Camino, hasta llegar a una ancha y muy buena carretera de un perfecto asfaltado que enmarcada de frondosos helechos y gigantescos robles y castaños, nos lleva finalmente bajando hasta la población de La Mesa. Me llama profundamente la atención  la gran cantidad de salamandras aplastadas en la carretera (llegué a contar en este tramo hasta 12), lo que me hizo meditar mientras camino, en el daño que el hombre hace, continuamente, al Medio Ambiente, a quien desprecia sin parar. ¡Qué pena da contemplar a animales tan bellos y posiblemente escasos, aplastados de forma tan inmisericorde, en el devastador asfalto! En fin, para crear conciencia ecológica, sirve también el Camino.

Llegados a La Mesa, toca subir el gran puerto, que se nos muestra con nubes muy bajas que nos van empapando, sin darnos cuenta, de fina lluvia, que junto con el sudor nos pone el cuerpo: camiseta, térmica, chubasquero y capa, bien mojados y chorreando; pero... ¡no hay dolor! se aprietan los dientes y se sube a muy buen ritmo, compaginando nuestro "resoplido" con el de las aspas de los molinos aerogeneradores, que quedan a nuestra izquierda. Los presentimos, pero no podemos verlos ocultos por las espesas nubes. Una vez superado el puerto, la carretera comienza a llanear y poco después a bajar, ¡ya era hora!, y girando a la derecha, pronto dejamos el asfalto, tomando un precioso carril franqueado, a lado y lado, por grandes lajas de pizarra, que nos lleva directamente hasta la Capilla de Santa Marina de Buspol. Antonio lee en voz alta la oración del peregrino que camina hasta Santiago, resultando un momento íntimo y de relax altamente emotivo.


Comienza el llaneo y luego un gran descenso que nos conduce hasta el embalse de Salime. Empiezan a levantar las nubes, el sol atraviesa los girones de niebla existentes. El espectáculo resulta grandioso, de una profundidad infinita. La "pena"... son las huellas del gran incendio forestal que en Abril de 2017 devastó la zona y se cebó sobremanera con el pinar. Una preciosa y larga bajada entre pinos, robles y castaños, acaba en un precioso sendero, que zigzagueando... nos lleva hasta la corona de la presa, que "boquiabiertos de asombro"... cruzamos. 

Mirador del embalse de Salime: Luis, Antonio Gómez, Paco, mi mama Carmen y José Antonio "El canario".

El sol calienta al principio la subida por la carretera, luego las nubes lo tapan y vuelve a nublarse. Un hidroavión suelta cargas de agua sobre el embalse; se ve que están practicando por si acaso. Después de unos 6 kilómetros de subida continuada llegamos a Grandas de Salime que nos da cobijo en el Albergue de Peregrinos de El Salvador (6 euros). Es un albergue nuevo, de buenas instalaciones, aunque nos resulta "algo estrecho". El hospitalero, un auténtico "malafollá"... (en su sangre debe haber algún gen granaíno...); la hospitalera, todo lo contrario: gentileza, cortesía y amabilidad. ¡El Camino ofrece todo lo bueno, y también lo malo! Ropita lavada y seca, y vuelta a disfrutar del dulce confort del "olor a limpio". Hay que ver cómo el Camino ayuda a apreciar los detalles insignificantes, esos que en circunstancias normales ni se les echa cuenta. La comida-almuerzo-cena en bar O'Regueira, en forma de menú del peregrino muy rica y abundante.


8. Lunes, 8/10/2018: Grandas de Salime - A Fonsagrada.
    - Recorrido: 28,39 kilómetros. Grandas de Salime - Castro - Peñafuente  - Puerto de O Acebo - Fonfría - Silvela - A Fonsagrada.
    - Acumulado: 903 metros subiendo; 721 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 6 horas 59 minutos
    - Media en movimiento: 4,1 kilómetros/hora
    - Destacable: De nuevo iniciamos nuestro caminar con las primeras luces de la mañana, después de cargar las pilas con un buen desayuno (café con leche y unas grandes tostadas). Desde el mismísimo punto de partida comienza una subida suave y continuada, a la vez que vamos pasando por multitud de pequeñas poblaciones. De entre todas, destaca la de Peñafonte, con una gran capilla, viejo lavadero y una fuente de fresca y rica agua. A partir de este instante comienza en serio la dura y continuada subida del puerto del Acebo, el que geográficamente separa las comunidades de Asturias y Galicia. En la Venta del Acebo, nos tomamos una gran cerveza con limón, así como un riquísimo bocata de jamón y queso (6,5 €), servidos por  con bastante "malafollá" (otro primo granaíno) por alguien que no sabe tratar como se merece a los peregrinos. Superado este "escollo", comienza el acercamiento "rompepiernas" a Fonsagrada, destacando la reconfortante parada en la fuente de Fonfría, ya que aunque no aprieta mucho la calor, el agua es siempre bienvenida y de agradecer. Más adelante, tomamos el camino que señala a Fonsagrada (a la izquierda) y que primero baja y llanea para terminar en unas formidables e impresionantes rampas que nos meten de lleno en la población. Subiéndolas con sudor y esfuerzo, luego tuvimos noticia de la muerte, no hace mucho tiempo, de un peregrino que dejó su vida por estos parajes. Seguimos el Camino hasta llegar a las puertas del Albergue de Peregrinos de la Xunta de Galicia "Ramón Rodríguez", maravillosamente atendido por su hospitalera que nos recibe de forma muy cálida y acogedora (6 €). Se trata de un antiguo palacio remozado, con estupendas instalaciones, amplio y cómodo, algo que nos hace sentirnos felices y contentos. Comemos en el restaurante O Caldeira por 10 € un menú de peregrino exquisito en cantidad y calidad: fabas con pulpo, ternera guisada y flan de café. Impresionante momento de fraternidad durante la comida: Juan Antonio "El Canario", Carmen "La Mamá", Paco "El Papá", el Gómez y un servidor. En esencia, disfrutamos de un bello y emotivo instante de los que proporciona el Camino. Y es que a estas altura, las relaciones humanas y el espíritu van fortaleciéndose y madurando.


7. Martes, 09/10/2018: Fonsagrada - O Cádavo.
    - Recorrido: 26,54 kilómetros. Fonsagrada - Padrón - Vilardongo - Montouto - Paradavella -Degolada - Couto - Lastra - Fontaneira - O Cádavo (toxo queimado).
    - Acumulado: 758 metros subiendo; 973 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 6 horas 29 minutos
    - Media en movimiento: 4,1 kilómetros/hora
    - Destacable: De nuevo, antes de que salga el sol, nos ponemos de lleno en el Camino. Después de un buen desayuno en Fonsagrada (en el bar que hay junto a la Gasolinera), empezamos a caminar con energía por carriles magníficamente arreglados y que van paralelos más o menos, a la carretera LU-530. Pasamos por O Padrón, y a partir de ese momento, enfilamos directamente hacia la cumbre de Montouto, que vemos perfilarse en el horizonte. Comenzamos a subir por rampas muy bien diseñadas y con un piso perfecto, diríamos que estupendo. Se nota el gran esfuerzo que en Galicia se ha hecho por cuidar el trazado del Camino, lo cual está muy bien, pero hay quizás en exceso, se ha domesticado, a nuestro juicio, de más, perdiendo la esencia natural y agreste que desde nuestra perspectiva debe tener. Es el signo de los tiempos actuales y el tributo "turístico" que se está pagando. Vaya una cosa por la otra. Poco a poco, a ritmo constante, vamos cogiendo altura hasta terminar en la cima, un lugar místico, cargado de ancestral energía y que fue asentamiento celta, lo que atestigua el dolmen de Montouto. Visitamos silenciosamente, como sobrecogidos por el lugar, las ruinas del antiguo hospital de peregrinos fundado por Pedro el Cruel en el siglo XIV y que ha estado funcionando hasta el mismo siglo XX. Un rato de meditación al pie del dolmen se convierte en uno de esos momentos sobresalientes de este Camino.


Abandonamos Montouto, como sin quererlo, por un muy amplio carril, escoltados por un denso pinar y espesa pradera de helechos. Después de tan bella bajada, nos encontramos, como de golpe, con la aldea de Paradavella, pintoresco sitio, con bar en el que recargamos las pilas: con un rico bocata de atún con aceitunas y un sabroso pincho de tortilla, regado por su correspondiente "cervezón". ¡Qué placer! Recuperadas las fuerzas, toca entrar y caminar por una exigente zona "rompepiernas", con la Cuesta del Sapo destacando entre otros avatares. Mucho trabajo y esfuerzo, se hace duro, aunque, poco a poco, llegamos, cansados pero contentos, a nuestro destino, O Cádavo. La excelente hospitalera "Mery" (nombre abreviado de Emérita), del estupendo albergue "Porta Santa", (10 €), nos explica que O Cádavo, significa "toxo queimado". El toxo es un arbusto espinoso muy extendido en Galicia y es de las primeras plantas que arraigan en los suelos devastados por los incendios, de ahí la expresión "toxo queimado" y O Cádavo, una demostración evidente de lo arraigado que está el fuego forestal por estas tierras. Comemos con gana una estupenda ensalada y plato combinado con dos huevos, patatas y filete de lomo, y de postre, tarta helada. Hacemos una "lavada comunitaria" disfrutando del olorcito a limpio y descansamos de lujo con la fortuna de sentir el solecito que atraviesa la ventana del albergue y se posa acogedoramente en los pies. Un pequeño acontecimiento, como sin importancia, que en extremo se sobrevalora, ya que después de tanto esfuerzo y sufrimiento, esta es la mejor recompensa que podría imaginarse. ¡Cosas del Camino!

8. Miércoles, 10/10/2018: O'Cádavo - Lugo.
    - Recorrido: 32,13 kilómetros. O'Cádavo - Castroverde - Gondar - Carballido - Fazaí - Lugo.
    - Acumulado: 573 metros subiendo; 966 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 42 minutos
    - Media en movimiento: 4,2 kilómetros/hora
    - Destacable: Sabedores de que la ruta hasta Lugo es larga, nos planteamos iniciar el caminar bien tempranito, algo que hicimos a partir de las 7, con los frontales al ristre y un frío que pela. Sin perder el ritmo, alrededor de las 9, nos encontrábamos en la localidad de Castroverde, sellando la credencial en el Ayuntamiento y obteniendo las primeras fotos de la jornada y de recuerdo en su simpática fuente. Después de este breve momento de respiro y de avituallarnos de fresca agua, reemprendemos la marcha, y por camino "demasiado" arreglado, vamos pasando por Gondar, Carballido y Fazaí, accediendo a Lugo por el barrio de la Chanca. Pasamos bajo la muralla romana y nos adentramos en el casco viejo de Lugo; callejeamos por el centro de la ciudad, andando bajo los soportales de la Plaza Mayor en la que se encuentra la sede del Ayuntamiento, hasta llegar al Hostal Cross, que por 14 € nos da cobijo en sus "encapsuladas y futuristas camas", toda una experiencia de moderna vida encajonada que también nos toca vivir en el Camino. Tomamos un menú del peregrino bastante deficiente, mal servido y consistente en un soso e insípido caldo gallego, un secreto con patatas (estaba comestible) y una tarta de queso aceptable, por un total de 12 €. En fin, hemos tenido mejores alojamientos y comidas en otros sitios, pero hay que probarlo y conocerlo todo, para luego poder apreciar y valorar lo bueno con conocimiento de causa. La última tarea, pasear por Lugo, saborear su ambiente romano y comprar algo para la cena y el próximo desayuno que mañana será otro día.


9. Jueves, 11/10/2018: Lugo - Ferreira.
    - Recorrido: 30,5 kilómetros. Lugo - San Lázaro - San Vicente do Burgo - Santa Eulalia de Bóveda - San Miguel de Bacurín - San Román de Retorta - Ferreira. 
    - Acumulado: 637 metros subiendo; 564 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 23 minutos
    - Media en movimiento: 4,2 kilómetros/hora
    - Destacable: A las 7 de la mañana, noche cerrada, llovía con toda la intensidad que pudiera imaginarse. José Antonio "El Canario", decide quedarse a conocer mejor Lugo que va sobrado de tiempo. Después del triste abrazo por la separación, el resto, bien pertrechados con las capas de lluvia, dirigimos nuestros pasos por la adormecida ciudad de Lugo, pasando junto a su catedral, mientras sus canales escupían el agua con furia desatada. A pesar del chubasquero y la capa de lluvia, el fuerte viento racheado pegaba la cortina de agua a los pantalones, a los que el agua cala, traspasa y empapa los calcetines. Un hilillo frío y constante baja sin compasión hasta el interior de las botas, con el resultado de que nada más empezar ya están los pies empapados. ¡Ufff, cómo me he acordado de los pantalones ¿hidrófugos? y de las polaínas de Eva! Bajamos hasta el río Miño, atravesamos el puente y caminanos junto a él por su orilla derecha. Lugo sigue adormecida bajo la pertinaz lluvia y esa imagen es la que nos despide. Empezamos la consiguiente subida para dejar el valle del que poco a poco vamos saliendo, a la vez que la lluvia amaina. ¡Menos mal! Mientras camino, los pies recuperan su temperatura y los pensamientos vuelan en la mente: lluvia desatada, nubes compactas, luz del amanecer, sobre los claros de azul y de sol. El ánimo se alegra y caminamos por el asfalto de la carretera, que de vez en cuando se intercala con sendero y algún tramo de "corredoira". Hay densos bosques de robles y castaños a izquierda y derecha. La lluvia ha cesado y aunque corre viento a veces racheado, se ha quedado un bonito día para caminar. Casi sin darnos cuenta llegamos al cruce que señala el desvío del Camino para dirigirnos hasta el templo romano de Santa Eulalia de Bóveda. Este tramo optativo, es sin lugar a dudas uno de los más bellos de todo el Primitivo y bien vale la pena hacer este gratificante rodeo para llegar a la perdida aldea que guarda un tesoro de más de 2000 años: un templo-balneario romano muy ricamente decorado, todo él en un maravilloso entorno rural y natural, un fenomenal robledal, con viejísimos castaños y extensas praderas de helechos, que nos sumergen de lleno en el "bosque habitado y animado". 
Al final del círculo, encontramos la espectacular iglesia románica del siglo XII de San Miguel de Bacurín. En resumen, lo mejor de la etapa ha estado en este tramo extra del Camino. ¡Bien ha valido la pena!


Volvemos a la carretera, solitario asfalto que nos acerca paulatinamente a San Romao de Retorta donde avituallamos y finalmente llegamos hasta Ferreira, en donde tenemos el cobijo de la jornada en el Albergue A Nave (11 €), lavado (7 €) y cena (12 €). ¡Qué más se puede pedir! A descansar y a relajarse toca. Mañana, a Melide, conectando con el Camino Francés.

10. Viernes, 12/10/2018: Ferreira - Boente
    - Recorrido: 29,93 kilómetros. Ferreira - Leboreira - Vilouriz - Vilamor - Melide - Boente.
    - Acumulado: 532 metros subiendo; 653 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 2 minutos
    - Media en movimiento: 4,3 kilómetros/hora
    - Destacable: Era bien de noche, cuando a la luz de los frontales, abandonábamos el Albergue A Nave de Ferreira. El viento soplaba con bastante fuerza, agitando y aullando con furia, sobre los bosques que nos rodeaban. No se tenía la sensación de frío de días pasados. A buen ritmo, nos cobijamos en nuestros pensamientos y en el Camino, hasta llegar al puente romano de Ferreira. Por la escasa luz, a duras penas lo podemos contemplar, reanudando la marcha. Al poco rato y gracias al GPS nos damos cuenta de que seguimos una dirección equivocada y las señales han desaparecido. Hemos de volver sobre nuestros pasos de vuelta hasta el puente y allí rescatar el buen camino. Toca caminar ahora alternando solitaria carretera y "corredoiras", en sube y baja continuo, siendo esta la tónica normal de la jornada. Pasamos consecutivamente por San Jorge, Montecelo, Ribadal, As Seixas, Merlán, Vilouriz y ¡por fín! Melide, en donde conectamos con el populoso Camino Francés. Notamos la abundante presencia de peregrinos y es que a pesar de la época del año, siempre está a tope. Como no podía ser de otra manera, nos dirigimos a probar el famoso "pulpo a feira" de Melide, algo que hacemos en la Pulpería Ezequiel, bien regado con unos riquísimos potes de Ribeiro Tinto y de postre una espectacular tarta de orujo.


Después del buen yantar y merecido descanso, reemprendemos el caminar hacia Boente, en paseo relajado y divertido, hasta llegar al Albergue de El Alemán (12 €), flamante, bien espacioso, limpio y muy bien cuidado. ¡Ojo, comienzo un mocoso resfriado! Un peregrino me ofrece generosamente paracetamol. Mañana iré a una farmacia en Arzúa.

11. Sábado, 13/10/2018: Boente - O'Pedrouzo
    - Recorrido: 32,47 kilómetros. Boente - A Fraga - O Rio - Ribadixo - Arzúa - A Peroxa - Quintas - A Salceda - As Ras - A Brea - Santa Irene - A Rúa - O Pedrouzo.
    - Acumulado: 610 metros subiendo; 728 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 7 horas 46 minutos
    - Media en movimiento: 4,2 kilómetros/hora
    - Destacable: Esta mañana al empezar a caminar hacía menos frío, aunque sí se notaba un fuerte viento que hacía rugir las altas ramas de las galerías boscosas por las que nos movíamos. Hemos ido atravesando multitud de pequeñas aldeas, incontables "corredoiras", antiguos pasos de peregrinos y de ganado, todos ellos enmarcados por húmedas musgosas piedras. 
Una "CORREDOIRA" es un camino estrecho entre muros y heredades, sólo capaz para poder pasar un carro. La "CORREDOIRA", como camino rural para servicio de las labores de campo y montaña, atraviesa sotos, "FRAGAS" y robledales; pone en comunicación unas aldeas con otras; sube a las cumbres gateando por las pendientes; desciende a los valles para esconderse bajo el ramaje de los árboles, que a modo de toldo le dan sombra. (sic Juan Cuveiro Piñol - Diccionario gallego - Barcelona 1876).
 A pesar de estar en Galicia, se nota que hay una gran falta de agua y el estrés hídrico de la vegetación es notable. Llegamos a la gran Arzúa, ya en pleno Camino Francés, y a partir de ahora toca caminar alternando consecutivamente lateral de la carretera, con "corredoira" y carril cementado. El camino se nos antoja cada vez más "domesticado". Cuando pasamos por A Calzada es la hora de una buena cerveza y correspondiente bocadillo con delicioso queso de Arzúa, para seguir en la misma tónica a O Pedrouzo. Nos alojamos en un amplio albergue A Trisquel (10 €) y disfrutamos de una rica cena de peregrino (10 €). Enseguida a dormir, que mañana toca la emotiva etapa final de caminar hasta Santiago.

12. Domingo, 14/10/2018: O Pedrouzo - Santiago de Compostela.
    - Recorrido: 20 kilómetros. O Pedrouzo - Monte do Gozo - Santiago de Compostela.
    - Acumulado: 454 metros subiendo; 634 metros bajando.
    - Tiempo en movimiento: 5 horas 5 minutos
    - Media en movimiento: 4,2 kilómetros/hora
    - Destacable: Una mala noche la tiene cualquiera, pero si eso sucede la noche anterior a la que vas a llegar a Santiago, digamos es una "faenilla", por no ponerle otro nombre más contundente. Menos mal que el "ansia viva" por llegar a Santiago, después de haber hecho tantos "Caminos" no es tan agobiante, aunque hay que decirlo, la desilusión es grande, ya que parece como si uno cometiera una "pequeña estafa". Luego la razón te dice que no, que son muchos kilómetros en las botas y que se ha ganado sobradamente el privilegio de sentir que se han hecho dos Caminos realmente duros y difíciles y unas vomitonas y sus consiguientes apretones diarréicos no le pueden, ni le deben quitar un ápice a la gesta lograda. Santiago seguro que se hace cargo de la complicada situación.
Dicho lo anterior, hubo que hacer uso de unas pastillas de "salvacolina" y de un taxi (27 euros) que nos puso rápidamente a las puertas del Albergue Blanco (15 euros), ya en Santiago de Compostela, lo que nos permitió "lujos de peregrino-visa", es decir, obtener cómodamente la credencial/compostela, pasear por Santiago y hasta poder llegar a tiempo de hacer cola para disfrutar de la Misa de Peregrinos, con obispo, órgano y botafumeiro incluidos. Santiago, siempre sabe lo que hace, y una cosa, lleva y no quita a la otra. Después de almorzar, vuelta al centro, abrazo al Santo, visita a sus reliquias, vuelta a pasear por las congestionadas calles, saludo cordial a "las Dos Hermanas" y despedida de Santiago, con sabor agridulce al final y la "salvacolina" en el bolsillo, por si acaso...


Sacamos los billetes en ALSA para el lunes 15 de octubre, desde Estación Autobuses de Santiago a Estación Sur de Autobuses en Madrid, con salida a las 9:45 y llegada a las ¡¡¡19:30!!! (41,8 €). Luego desde la Estación Sur de Madrid a Granada, con salida a las 20:30 y llegada a las 01:00 del martes 16 (49,5 €), total 90,69 €. Se trata de un lento y penoso viaje, pero bueno, de Santiago y de Galicia había que salir como fuera.

Como posdata, dejo a los lectores un sabroso enlace al gastronómico resumen que mi compañero de andanzas Antonio Gómez ha redactado acerca de nuestro obligado yantar deambulando como peregrinos. Es un glorioso documento, al que os invito, solicitando que el demandado acercamiento lo hagáis usando la imaginación llevada al sentido del gusto, y que ha titulado "El plato y la cuchara". ¡¡¡Que os aproveche!!!

El Camino de este año terminó, habrá que ir pensando en el próximo, ¿no? 

Track y perfil de la ruta:

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