Ante todo mi agradecimiento a Enrique Castello por su inestimable compañia en esta ruta. Una vez consolidada por las conquistas territoriales de los monarcas cristianos la última ruta, la Catedral Ovetense consagrada a El Salvador y las veneradas reliquias custodiadas en su Cámara Santa, siguieron siendo la etapa obligada de muchos peregrinos que se desviaban del camino directo a Santiago para no visitar al Criado y olvidar al Señor, según reza la tradicional canción francesa.